HISTORIA NO CONOCIDAD DEL MONITOR HUASCAR

11 octubre, 2007

El Huáscar cautivo

La captura del Huáscar y las reacciones que provocó en Chile y Bolivia. Su posterior participación en la guerra con bandera enemiga. Y los grabados del estado en que quedó el monitor según una publicación inglesa de la época.

Por Renzo Babilonia
Fernández Baca
Grabados: José
Antonio Bedoya

Imagen tomada después del combate, probablemente en Antofagasta el domingo 12 de octubre de 1879, según el diario del británico Edwin Penton.

A las 10.55 de la mañana todo había concluido. El héroe había muerto en la torre de mando y más de la tercera parte de la tripulación de su nave, en aquel fatídico 8 de octubre, se encontraba muerta o herida. El Huáscar, después de trece años, nunca más volvería a flamear pabellón peruano.

A los sobrevivientes del combate les esperaban meses de cautiverio en Chile antes de poder retornar al Callao, reembarcarse y volver a servir en la Marina peruana o luchar y morir, como Juan Alfaro, en la defensa de Lima.

La captura del Huáscar fue recibida como una enorme tragedia en Bolivia y Perú. La mejor manera de entenderlo es a través de las voces de aquella época.

El boliviano José Vicente Ochoa al enterarse en Arica del combate de Angamos escribió el siguiente testimonio:

"Parece que la pérdida del Huáscar es una horrible y desesperante realidad. La Unión había llegado ayer a Arica y da la noticia de haber dejado al Huáscar a la altura de Mejillones de Bolivia, completamente cercado por las dos divisiones de la escuadra enemiga y empeñado en un combate desigual y desesperado.

Grabados del periódico inglés ‘Engineering’, del 12 de diciembre de 1879. Las averías están indicadas en letras. Los dibujos se publicaron bajo el título: "La captura del blindado peruano Huáscar"

Además anuncia haber sido perseguida hasta cerca de Iquique por dos buques enemigos y que ha sido la razón por la que no ha podido presenciar el combate, al principio del cual vio que el monitor peruano reemplazaba la insignia del Contralmirante por la del Comandante, lo que indicaba claramente que Grau había muerto a los primeros tiros del combate tan desigual de 1 contra 10.

Ante semejante desgracia no tenemos más consuelo que la desesperación que destroza nuestro espíritu.

Que el Huáscar se ha perdido es un hecho: Lo que hay que averiguar es si ha sucumbido en la titánica lucha que ha sostenido o ha sido tomado por el enemigo, lo que es muy probable y vendría a colmar nuestro infortunio.

Vista del castillo de proa desde la torre de artillería (derecha). La torre de mando del buque visto desde babor

De ambas desgracias, la primera es preferible, porque no podemos medir lo que pasaría si viéramos a nuestro heroico Huáscar con la bandera chilena. …

Entre tanto, en medio de la calamidad que nos atormenta, que Dios nos dé la suficiente fe y energía para que no se nos abatan las armas de nuestro ejército".

En Chile ocurría todo lo contrario: la noticia de la captura del blindado peruano era recibida en medio de grandes muestras de entusiasmo.

El miedo a perder la guerra, a no conseguir los objetivos económicos de la misma, a que lo inevitable increíblemente no se produjera, había sido, finalmente, controlado con la muerte de Grau y la captura de su nave.

El británico Edwin Penton, que servía a bordo del blindado chileno Cochrane y fue el responsable inicial de evaluar y reparar los daños producidos en la nave, escribió, en su diario, el recibimiento al Huáscar en todos los puertos chilenos hasta su llegada a Valparaíso:

"Domingo, 12 de octubre de 1879

Ilustración del Engineering del 5 de marzo de 1880. En el extremo inferior del grabado, croquis con las direcciones de los impactos recibidos por el Huáscar en Angamos

Arribamos a Antofagasta a las 9.30 am. El entusiasmo era muy grande, cientos de personas en botes, barcas o lanchas en todo lo que estuviera al alcance en el puerto estaban llenas con gente de todas las clases y naciones (menos peruanos). Primero visitaron el Cochrane vivando y con bandas tocando el himno nacional de Chile. De allí fueron al Huáscar. Cada bote y lancha tenían una o dos insignias chilenas en ellos. Miles de personas subieron a cubierta haciendo cientos de preguntas sobre el combate… Casi todo visitante que podía se llevaba un pedazo de madera, de acero… todo lo que pudiera considerarse una reliquia del notable Huáscar, especialmente de la torre del Capitán Grau donde fue muerto. Un fotógrafo también subió a bordo y tomó algunas fotos desde la cubierta. Nunca había visto un entusiasmo o excitación como esos y esperábamos que fueran iguales en todos los puertos hasta Valparaíso.

Tales escenas de entusiasmo se repetirían en Taltal, Caldera, Coquimbo y en todos los puertos a los que arriba el Huáscar hasta llevar a Valparaíso".

Sin embargo, ningún recibimiento se compararía al de Valparaíso:

"Lunes, 20 de octubre de 1879

La misma torre, en ilustración del ‘Engineering’ del 19 de diciembre de 1879.

Arribamos a Valparaíso a la 1 pm. Todos a salvo (gracias a Dios) el entusiasmo y excitación de la gente fue increíble, bandas de música, banderas, cañonazos de bienvenida, botes, lanchas y todo lo que pudiera flotar, abarrotados de gente de todas las clases de la más alta a la más baja y realizando todas las demostraciones posibles de entusiasmo. El capitán y la mayoría de oficiales del HMS Shannon (Barco de su Majestad Británica) vinieron a bordo. Una comisión del Almirante y un grupo de oficiales en uniforme de gala con un sacerdote y algunas damas vinieron y se llevaron la capturada bandera peruana… Fue llevada en procesión a la iglesia y de allí a Santiago. El barco se encontraba sobrecargado de gente. El pueblo lleno de soldados marchando por sus calles acompañados de bandas de músicos".

Una vez reparado el Huáscar participó, bajo bandera chilena, en los bloqueos del Callao y de Arica así como en la campaña de Lima, tanto para desmoralizar a los defensores como para apoyar al Ejército de Chile en sus acciones militares.

Sin embargo, si se tenía como objetivo principal utilizarlo para disminuir la moral de los defensores aquello nunca se consiguió. Todo lo contrario, cada vez que el Huáscar participó en algún bombardeo en contra del Callao o Arica siempre era la primera nave a la que los artilleros apuntaban. Aquello ocurrió el 27 de febrero de 1880 en Arica. En esa ocasión, el Huáscar se batió contra el monitor Manco Cápac y los fuertes que defendían el puerto. Teniendo que retirarse, una vez finalizado el combate, con seis tripulantes y su comandante, Manuel Thomsom, muertos a bordo.

Aquel día en Arica se demostró que no se trataba solamente de poseer el Huáscar, sino también de quien se encontraba al mando de la nave.

Fuente: Suplemento Domingo del Diario La República

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